no siempre es lo que necesitamos de ellos. (Los videojuegos como vía de escape).
Todavía recuerdo muchas tardes en las que, al llegar a casa, solo necesitaba olvidarme de todo y de todos. Y mi solución siempre solía ser la misma: encender la consola y ponerme a jugar a algo. No para entretenerme, no para vivir aventuras; sino para alejarme un poco de la realidad. Hay gente que tradicionalmente ha relacionado esta capacidad de los videojuegos con algo negativo, o tóxico. Pero al final solo suponen una pequeña pausa de las presiones inherentes a la vida cotidiana, que puede tener efectos muy positivos. Y es que, al final, los videojuegos tienen un papel, llamémosle sanador o paliativo, muy importante.
Más que videojuegos
Pero hay veces en las que no necesitamos solo un paréntesis de nuestra vida. A veces necesitamos que esa pequeña pausa nos aporte algo. Hace unos años, descubrí un juego que pintaba muy bien: Rime. Era divertido, bonito, relativamente corto y algo exigente en sus puzzles, aunque no demasiado. Pero tenía algo que me hacía sentir «diferente» al jugarlo. Tenía una capacidad asombrosa de transmitirme las emociones que el propio juego quería. Aún así, no le hice mucho caso y continué jugándolo. Cuando terminé el juego, me sentía algo triste y esperanzado a la vez, pero no terminaba de entender exactamente lo que el equipo de Tequila Softworks quería contarme. Así que lo jugué una vez más. Y, al terminar la segunda partida, me encontré a mí mismo llorando con los créditos finales.
No voy a dar muchos más detalles, porque es una experiencia que tenéis que descubrir vosotros mismos, pero Rime tenía un trasfondo más básico que todo lo que contaba: era una oda a las emociones humanas y a cómo nos enfrentamos a (y reaccionamos ante) las vicisitudes que se nos presentan en la vida. Obviando la eterna discusión (absurda) sobre si los videojuegos son arte o no, desde luego podemos ver que hay casos en los que quieren ir más allá del mero entretenimiento.
Otro ejemplo similar a Rime es el de Gris. En este caso, el mensaje es ligeramente diferente. Según las palabras de Nomada Studio, la desarrolladora que lo creó, este juego es «una experiencia serena y evocadora, libre de peligro, frustración o muerte». En este juego vivimos la aventura de Gris, una joven que pierde la voz de repente, debido a causas misteriosas, en un mundo lleno de caos y falto de color. En estas circunstancias, Gris busca la forma de regresar al hogar, usando su vestido hecho de tristeza.
Una vía de escape
En definitiva, los videojuegos tienen muchas más funciones que la de simplemente entretener: sirven para transportarnos a otros mundos, dejándonos descansar temporalmente de nuestros problemas; sirven para contarnos o transmitirnos cosas que de otra forma no pueden. Da igual que sea un juego dedicado a ello, tu videojuego favorito o un indie que te ha recomendado un amigo; lo importante es que te haga sentir mejor, aunque sea un rato.
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