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Wonder Woman 1984, una dirección de arte que se diluye según avanza el metraje

Wonder Woman 1984 dirección de arte. Con la llegada de la última entrega de Patty Jenkins, el título de esta película promete sumergirnos en la preciada época de la movida. Otras sagas míticas como Regreso al Futuro, Strangers Things o la película Super 8 dejaron el listón muy alto en cuanto a la estética y en parte gracias a este atributo son películas y series muy apreciadas debido al gran número de seguidores de las hombreras, moldeados y la apreciación de lo diferente.

 

Como en todas las décadas, la moda es un punto de inflexión y escaparate innegable de la ideología que en ese momento impera en la sociedad. Los ochenta representaron un modo de vestir, pensar y expresarse fuera de lo convencional. Una aceptación y valoración de lo diferente y un grito de rebeldía al panorama político-económico de entonces. Pese a la variedad de tribus y formas de pensar, la estética ochentera puede recopilarse en un conjunto de modelitos y colores fácilmente identificables y que Alex Baily ha sabido plasmar a la perfección en Wonder Woman 1984. 

Wonder Woman 1984, una dirección de arte que se diluye según avanza el metraje

Tras una primera escena ambientada la nación sagrada de mujeres Themyscira donde nos encontramos con una pequeña Diana Prince, inmediatamente nos trasladamos al típico Mall de los años ochenta en el que fácilmente una joven Robin Scherbatsky de How I met your mother podría haber rodado su famoso videoclip.

Tiendas de complementos fluorescentes, máquinas recreativas, televisiones de tubo y mostachos everywhere nos sumergen en cuestión de segundos. Todos los personajes y figurantes tienen su estética cuidada al detalle desde el cardado hasta los calcetines bien estirados. El trabajo de arte y los tonos análogos verde-naranja nos convencen y transportan sin ninguna duda a 1984. Conforme avanza la trama, el film nos regala otro momento ochentero súper icónico. Y es que la escena del gimnasio de Bárbara Minerva (alias Cheetah, perdón por el spoiler) fue sin duda mi favorita de toda la película. Ese maillot azul pitufo con calentadores a juego y unos compañeros de sentadillas en bermuditas cortas y tirantes son tan épicos que la reina del aerobic Jane Fonda estaría francamente orgullosa.

Maxwell Lord representante de la estética de los 80´s

Otro personaje de Wonder Woman 1984 que representa perfectamente la estética ochentera es Maxwell Lord. Nuestro Mandaloriano embutido en su traje podría estar sacado sin duda alguna de Miami Vice.

Sin embargo y pese al gran trabajo de Baily como director de arte, la sensación de encontrarnos en la década de los ochenta se va esfumando conforme avanza la historia. Los estilismos de Cheetah pasan a ser más de la Generación Z que de épocas anteriores, por no hacer alusión a los vestidos de la protagonista.

Estilos más actuales

Por muy estilosa y atemporal que sea Diana, nadie vería con buenos ojos el colgante dorado minimalista que lleva para la cena de gala y que todas las influencers usan hoy en día.

Los colores vibrantes van apagándose conforme el mal gana poder para no volver. No sabemos si este hecho es intencionado por parte del equipo de dirección de arte, pero considero una verdadera lástima y en parte estrategia simplona de marketing, usar una época y su tirón actual provocado por la última saga de Stranger Things, si después no vas a mantenerlo a lo largo de toda la película. Las últimas escenas de Wonder Woman 1984 podrían estar ambientadas en los 80 o en el callejón de detrás de tu casa ayer por la tarde. Las referencias a la época al final de la película son muy escasas y esto es una verdadera pena.

Conclusión

En general considero que Wonder Woman 1984 es una obra bien documentada y visualmente atractiva, pero que conforme avanza te deja un sabor agridulce a CGI y ambientación dudosa.

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Rut Domene

Fotógrafa y directora de arte en proceso. Coleccionista y fangirl de Disney.

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