Tras el estreno de la esperadísima tercera temporada de Sex Education, analizamos el conjunto de los ocho episodios. Esta temporada es sin duda alguna la más compleja y elaborada emocionalmente. Los fans de la saga hemos caminado de la mano de los personajes, quienes pasito a pasito han descubierto y experimentado su sexualidad. Pese al temor de una tercera temporada aburrida, Ben Taylor nos sorprende con un desarrollo de la trama aún más profundo y rico en matices. Con una dirección de fotografía fresca y una dirección de arte cuidadísima, la tercera temporada de Sex Education impacta desde el primer «frame».
Un inicio de temporada impactante
Los primeros minutos de la temporada dejan al espectador pegado a su asiento. Una escena formada por microescenas de todos los protagonistas de la serie manteniendo relaciones sexuales acompañadas de una banda sonora elegida al detalle despertaría el interés de cualquier espectador.
Un año nuevo comienza en Moordale, y tras el despido del anterior equipo directivo y de la orientadora Jean Milburn, el instituto británico es dirigido por Hope. La joven directora redirige el centro hacia un modelo mucho más restrictivo y centrado en el estudio. Este universo irreal de rectitud y “cero distracciones” impacta con un alumnado revolucionado hormonalmente.
Un trama mucho más profunda y que pretende ejemplificar
Sobre un guión de instituto básico y dejando de lado las múltiples escenas sexuales, Sex Education propone a los espectadores algunos ejemplos de la multiplicidad de modelos de pareja que existen. Es muy interesante la reflexión que nos ofrece acerca de la sexualidad en los diferentes grupos de edad, así como la pequeña aproximación hacia la ideología “queer” a través del personaje de Cal.
Afortunadamente, la afectividad y la sexualidad comprende más dimensiones que el sexo en sí mismo, y esto es algo patente a lo largo de toda la trama y que personalmente agradezco. Existen en el mercado demasiadas historias donde mantener relaciones sexuales es algo banal, y que todo el mundo entiende y disfruta por igual. Por su parte, Sex Education nos ofrece diversas ventanas desde donde observar diferentes modelos y formas de vivir, sentir y experimentar esta parte de la vida.
Personajes principales deslumbrados por nuevas estrellas
Después de dos temporadas aun estábamos esperando un desenlace romántico entre Otis y Maeve. Sorprendentemente, y pese a que la trama se desarrolla en relación a este punto, esta relación pasa a un plano completamente secundario en comparación con la de otros personajes. Los jóvenes disponen de cientos de miles de ejemplos de relaciones heteronormativas, por lo que ya era hora de poner el foco en otras aún menos aceptadas pero reales. Sin embargo, no voy a alabar el enfoque que la serie da a las relaciones homosexuales. Bajo mi punto de vista, el cliché de chico gay infiel por culpa del mundo de la noche ya huele a rancio desde lejos.
Cal aparece en escena y prometía mucho, pero al parecer la serie aún no estaba preparada para ir un paso más allá. El personaje no binario autodenominado “elle” («they», si la has visto en versión original), reabre la herida del lenguaje inclusivo y nos hace sentirnos algo más cómodos con el uso del género neutro. Todas las expectativas están puestas en elle para la siguiente temporada, sin duda nos ha dejado con ganas de mucho más.
Otro de los personajes que sin duda ha arrollado ha sido Jean Milburn. Ella y la madre de Adam ejemplifican la relación de la mujer y la sexualidad en etapas más maduras en todos los niveles.
El terrible daño de la violencia sexual
Un gran acierto de la tercera temporada de Sex Education es el proceso de Aimee después de haber sido agredida sexualmente. Aunque este tema ya ha sido llevado a la palestra en series como “Por trece razones”, presentar la cara de la esperanza y la recuperación es un potente ejemplo de superación que puede ser positivo para muchos jóvenes. Dejando de lado el tono cómico del personaje, Aimee acude a terapia para deconstruirse por completo, y después redescubrirse como mujer en sus múltiples facetas. Las frases que la doctora Jean dedica a Aimee son sin duda de lo mejor de la temporada.
Escúchame Aimee. Lo que ese hombre te hizo en el autobús no tiene nada que ver con tu sonrisa, ni tu personalidad. Solo tiene que ver con el y de ninguna manera es tu culpa.
Los chicos sí lloran
Las paredes de la habitación de Maeve están repletas de frases feminista, la doctora Milburn colecciona revistas pornográficas y Lily disfruta del sexo interespacial con sus cosplays. En la otra cara de la moneda encontramos padres de familia que lloran, hombres rechazados por sus novias y chavales tóxicos. En alguna que otra ocasión esta dualidad resulta un tanto forzada y el “female power” se hace un poco redundante, pero dejando el compendio de clichés llevados al extremo, hay que reconocer que la serie aboga por una educación sexual de calidad para la juventud y esto es algo más que necesario.
Miremos para casa
Puestos a concluir es un buen momento para hacer hincapié en las escandalosas cifras de violencia de género que sufrimos en nuestro país. Está demostrado y así lo expone la UNESCO. Año tras año en sus informes, la educación es la única solución sostenible y verdadera para detenerla. Contrariamente a quienes se oponen, una educación sexual de calidad y adaptada a las diferentes edades. Promueve la salud, bienestar y el respeto por los derechos humanos y la igualdad de género, y permite que los niños y adolescentes lleven una vida más segura. Esta educación, tal y como se ejemplifica en Sex Education, va más allá de las cuestiones relativas al sexo. Las escuelas deben hablar de maternidad, masturbación, métodos anticonceptivos, afectividad, respeto, permisos…entre otras muchas cuestiones que abarca esta amplia faceta del ser humano.
Bajo el tono humorístico de una serie de pasillos de instituto, Sex Education es una historia súper recomendable, que siempre nos deja con ganas de más.
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