• Jue. Sep 28th, 2023

‘One Piece’ rompe la maldición de los live action

La espera ha sido muy larga, pero por fin está disponible la serie live action de One Piece en Netflix. Y una servidora se ha hecho su buen maratón de ocho horas para poder traerte esta reseña. Pero no voy a centrarme solo en eso porque esta producción lleva gestándose muchos años. Y se han ido tomando decisiones que han llevado al resultado que tenemos a día de hoy.

Así que vamos a ver cómo empieza el proyecto, cómo llega a los fans, las expectativas y, por supuesto, un pequeño análisis de cómo ha sido este live action.

Un comienzo lento, pero prometedor

En 2016, el mercado de live action estaba en auge. Se estaban adaptando exitosas películas basadas en superhéroes, y Disney había cogido carrerilla con sus remakes de películas de los 90. Sin embargo, si hablamos de adaptaciones de anime producidas por Estados Unidos, veníamos de tener un fracaso tras otro. El último gran nombre que había sido adaptado era Death Note, el cual no hace falta mencionar lo horrible que fue. Por lo tanto, conocer que se iba a llevar a la acción real un anime tan querido y popular como One Piece hizo saltar las alarmas.

Los fans, en general, suelen ser bastante exigentes. Pero los del anime, en particular, bastante más. Sobre todo porque lo que habían estado adaptando anteriormente, se había hecho por el afán de sacar dinero de un producto popular. Los productores de estas adaptaciones, se limitaban a poner el título de un anime de éxito, y luego hacer lo que les apetecía con esa historia. Y eso no sentaba nada bien al público, y con razón.

Pero esta vez, ya había un detalle diferente. Y es que Eiichiro Oda, iba a estar implicado en el proyecto.

La voz de Oda

Cuando se supo del anuncio, eran más bien noticias sin una confirmación oficial del proyecto. Es normal, puedes tener una idea, pero debes encontrar al director adecuado, unos buenos guionistas, y un sin fin de elementos técnicos para que pueda llevarse a cabo. Y no fue hasta 2020 cuando se anunció que ya estaba en marcha. De hecho, supimos dos cosas importantes. Que el casting ya estaba elegido, y que Eiichiro Oda había sido el encargado de hacerlo.

Esto no había sucedido nunca, puesto que en los proyectos de live action de animes, los autores de las obras originales no participaban en las adaptaciones ni tenían voz. Ni mucho menos podían elegir al cast de actores. Sin embargo Oda, mediante cartas que iba publicando en sus redes sociales, informaba a los fans de cómo se iba desarrollando el proyecto.

Habló de lo ilusionado que estaba cuando se había terminado el guion, en el cuál él también ha participado. De lo mucho que le gustaban los actores que habían elegido. De lo bien que estaba quedando. Y sobre todo, tranquilizó muchísimo a sus seguidores cuando sentenció que la serie no saldría hasta que él diese el visto bueno a todo. ¿Cómo no vas a confiar en que va a salir bien si el propio creador está tan ilusionado y feliz con el resultado?

La mejor estrategia de promoción: que te enamores del casting

Si bien muchas de las estrategias de marketing para estos productos se basan en mostrarte el tráiler más épico que puedan montar, para el live action de One Piece no ha sido así. Su plan ha sido que te enamores de todos y cada uno de los actores. Y lo han conseguido.

En 2021 se anunciaba quiénes darían vida a nuestros protagonistas, con un escueto vídeo de 1 minuto, y cinco jóvenes actores que volaron las redes. Si bien no a todo el mundo le gustó esta elección, desde luego comenzó una conversación. Porque a partir de entonces, comenzamos a tener numerosos vídeos de ellos. Entrevistas, juegos, conversaciones, reacción al tráiler… Un montón de pequeñas píldoras para que fuésemos conociendo a los protagonistas. Para que, incluso antes de ver ninguna imagen, ya les quisiéramos.

Porque era difícil no hacerlo. Sus personalidades casan tan bien con las de sus personajes, que traspasan la pantalla y te hacen sentir que son perfectos para sus papeles. ¡Sin haberles visto actuar aún!. Esto no es nada fácil de conseguir, y solo puede salir bien cuando estás tan seguro de que tu elección es perfecta, que puedes centrar toda la atención en ellos para conquistar a los fans.

Y no es que se tratara de una estrategia y ya. Es que el propio Oda estaba así de entusiasmado con ellos, y ha logrado transmitirlo a todo el mundo. No solo a los fans que ya tenían ganas de ver la serie, sino también a muchos de los escépticos que dudaban, y que tras conocer a los actores han cambiado de idea. Ha generado conversación en redes, gente con optimismo de ver por fin una buena adaptación, y comentarios positivos que han despertado el interés incluso de gente que no se ha visto ni le interesaba One Piece. Y haber logrado esto, lanzando el tráiler con tan solo dos meses de la fecha de estreno, es un éxito.

One Piece, o como hacer un buen live action

Hay muchas cosas que me han gustado de la serie, y una de ellas es lo equilibrada que es. La historia es la misma, pero simplificada. Es evidente que se tiene que adaptar a una duración determinada, y hacer la trama más ligera para que avance. Pero sin perder los detalles importantes. Y esto lo han hecho a la perfección. Para todos aquellos que no se hayan visto el anime, ni leído el manga, es una historia completamente nueva. Van a entenderlo todo, y no necesitan de la obra original para completar ningún agujero de guion. Pero para los que sí se han visto el anime, no solo van a disfrutar de la historia de que ya conocen, sino que además van a poder ver todas las referencias.

Pero antes de entrar a hablar de la trama, los personajes y la recepción que ha tenido, voy a centrarme un poco en la estética lo aspectos técnicos.

Una fotografía particular

Si bien en el teaser que lanzaron en TUDUM, el evento de Netflix, ya nos dejaba una idea de cómo se iba a ver, finalmente no fue el resultado final. En este primer vistazo, el color está más saturado, cálido y con contraste. Esto se ha rebajado un poco, a mi parecer de forma acertada.

Este apartado me resulta interesante destacarlo, porque ha sido bastante llamativo. En general me parece que el uso de la luz está increíble. Tanto para enmarcar algunos momentos concretos, como para apoyar el discurso del personaje, cambiando el color de la iluminación dependiendo del personaje y su forma de ser. Así como también para enfatizar a los villanos. Si te gusta el color o no es algo personal, pero que la iluminación está bien lograda es un hecho. Sobre todo en las escenas nocturnas, donde sorprendentemente todo se ve bien.

Sin embargo hay algo que ha dividido un poco más las opiniones, y son algunos de los planos. Antes de que se estrenara, Netflix explicó que se había creado una óptica concreta únicamente para este live action. Se trata de la lente que hace esos primeros planos un poco deformados y con el fondo borroso, cuya idea era asimilarse lo máximo posible a los originales. Esto en el anime funciona, no solo porque es un dibujo y puedes exagerarlo hasta donde quieras, sino porque One Piece en sí mismo, es un anime exagerado. Tiene momentos de lo más absurdos, villanos con una estética ridícula, y no puedes calcarlo así en la adaptación porque parecería una parodia.

Por un lado el uso de esta lente, desentona con el resto del montaje con planos más tradicionales. Pero por el otro, es cierto que son realmente similares a los originales. Quizá lo difícil es encontrar un punto medio entre el lenguaje tradicional y el del anime, para que ambos puedan funcionar en una adaptación. Entiendo a los que no les gustó la decisión de usar esta óptica, pero a mi sí. En el resto de live action no se molestaban si quiera en intentar entender la narración de la obra original. Y en este caso han querido recrear esos primeros planos icónicos para que cuando los veas no pienses que estás viendo una serie y ya, sino que estás viendo One Piece.

Aunque sí que puede llegar a resultar extraño para los que no tienen la referencia de la obra original, puesto que no es a lo que estamos acostumbrados.

Los dos grandes aciertos: los personajes y la narración

Cuando digo que los personajes son espectaculares, no solo me refiero al elenco protagonista, sino a todos los personajes. La elección de cada uno de ellos es perfecta. Parece que han nacido para interpretarlos. Pero es que los villanos, que podrían haber caído en la caricatura muy fácilmente, están interpretados de forma magistral. Son excesivos, pero lo justo para capturar la esencia de los originales y encajar perfectamente con el entorno.

Las licencias creativas que se han tomado para variar algunas escenas y acortarlas, encajan perfectamente con la historia. Han conseguido un equilibrio en el que se dejan muchos detalles y personajes por el camino, pero te cuentan todo lo que necesitas saber para entender la trama. Las coreografías en las batallas son una fantasía, sobre todo viendo luchar a Zoro y Sanji, que se lucen de lo lindo. Y otro punto positivo es que la sangre no está censurada y podemos ver como se cortan cabezas, se apuñala y se dispara sin problema.

Algunos han señalado que los decorados y el vestuario se veían demasiado irreales. Sin embargo, si tenemos el cuenta el material original, realista no sería la palabra más adecuada para describirlo. Del mismo modo que venimos de adaptaciones que han pecado de querer ser demasiado realistas, y han acabado perdiendo toda la esencia del original. Por esto mismo creo que está muy bien llevado. La serie es capaz de presentarte a un tiburón discutiendo con un oficial de la Marina con bigotes de rata y orejas en su gorro del uniforme, y que esta escena en lugar de parecerte ridícula, te despierte suspense y tensión por lo que está sucediendo.

El doblaje de Sanji

Por si no estabas al tanto, algunos de los actores se han doblado a sí mismos en sus idiomas natales. Iñaki Godoy, quien interpreta a Luffy, se ha doblado en español latino. Y Taz Skylar, quien da vida a Sanji, se ha doblado en castellano. La sorpresa fue que Sanji tiene acento canario. Y es que el actor, con ascendencia árabe y británica, nació en Tenerife. Esto es algo que, personalmente, me ha encantado. Excepto por un detalle: la calidad del sonido.

Mi problema con el doblaje de Sanji no es el doblaje en sí, que me parece maravilloso. Sino en que se nota demasiado que el actor no ha doblado sus líneas como el resto del elenco. La sincronización a veces se ve rara, y la calidad del audio es diferente al del resto de voces. Y aunque se hubiese grabado en remoto, en un estudio de otro país o de cualquier otra forma, se debería de haber intentado camuflarlo e integrarlo con el resto de sonidos.

¿Se ha roto la maldición de los live action?

En realidad, lo que quiero es preguntarme si la forma de hacer este live action va a sentar un precedente. La supuesta maldición no era nada más y nada menos que no escuchar a los autores de la obra. Netflix ha tenido a Oda ayudando con el guion, con la estética, con la elección del casting… Y han tenido en cuenta su opinión, al menos lo suficiente como para que él esté contento con el resultado. ¿Esto era lo único que hacía falta para lograr una buena adaptación? Entiendo que no, también hay muchos otros factores, pero esto es un punto muy importante.

El CGI está bien integrado, el guion y la división de capítulos está muy bien pensada. Ningún detalle ni personaje está puesto al azar. Los títulos personalizados se ven preciosos. La banda sonora te pone los pelos de punta y te acompaña desde las escenas más emotivas, hasta en las más aventureras. Se nota que han puesto mucho cariño (y dinero) para poder hacerlo bien.

La serie me ha encantado y espero que sirva de referencia para próximas adaptaciones. Como un ejemplo de que si tomas en cuenta a los autores y tratas con respeto el proyecto, es posible hacer un muy buen live action. Pero lo que de verdad espero, es que confirmen una segunda temporada.

¿Y a ti, que te ha parecido el live action de One Piece?

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Patri Bop

Editora de vídeo a ratos, friki todo el tiempo

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