Desencantada: vuelve Giselle es el título de la segunda parte de Encantada, película que se estrenó en el año 2007. Ahora, quince años después, regresa con una segunda entrega dirigida por Adam Shankman. El reparto original se mantiene en su mayoría, con Amy Adams, Patrick Dempsey, James Marsden e Idina Menzel. Además, hay nuevas incorporaciones entre las que destacan Maya Rudolph o Jayma Mays.
En esta nueva película se muestra cómo los años han pasado para los personajes, que ahora son más adultos. La familia se muda de la gran ciudad a un pequeño pueblecito y allí empiezan a pasar cosas que van a alterar sus vidas y que no se esperaban que ocurrieran.
Una segunda parte que no engancha
Empiezas esta película con ilusión pensando que será como la primera parte, aunque a medida que avanza el tiempo te das cuenta de que no va a ser igual.
La cinta original se centra más en la fantasía, mientras que en la nueva se ven toques más adultos. Aquí se muestra la realidad y los problemas a los que se enfrenta una persona, como el cambio de instituto o la monotonía del trabajo. En ese sentido es más profunda, si bien esto solo se ve más acentuado al comienzo de la misma.
La duración (más de dos horas) solo se justificaría si pasara algo realmente interesante como para extenderlo lo máximo posible. Aunque no es así. La primera mitad de la cinta es un cúmulo de escenas que en un punto dejan de tener sentido y quizás demasiado infantiles para un público que mayoritariamente viene de la película anterior.
Tienes que esperar a los últimos cuarenta minutos para engancharte un poco más a la historia, aunque para entonces ya es demasiado tarde. Y ni la pequeña “batalla” al más puro estilo de Harry Potter, con varita y todo, logra alegrarte. Llegas tan hastiado de la primera hora y media que ya casi ni disfrutas lo mejor de la película, que es el final.
La trama, a la que le dan la vuelta para que los buenos sean los malos y tener así más juego, empieza a ser un sinsentido que está lejos de engancharte. Los personajes transmiten la misma sensación. Ocurre sobre todo con el que interpreta Patrick Dempsey, que pasa de ser un personaje interesante en la primera película a uno absurdo en esta.
Guiños a otras películas de Disney
En esta nueva entrega lo que sí seguimos viendo son las referencias a otras películas Disney, al igual que las que detectamos en la primera parte. No hay que buscarlas mucho ya que se hacen bastante evidentes. Desde las vecinas que visten con los colores de las hadas madrinas de La bella durmiente hasta la escena de la cocina en la que los objetos cobran vida y nos recuerdan a La bella y la bestia. También se ven otros guiños como la alta torre (Rapunzel), los vestidos de los colores que corresponden a cada una de las princesas e incluso aparece un hada que recuerda a Campanilla de Peter Pan.
Además, podemos ver cómo la historia completa es una especie de Cenicienta: el vestido azul, el príncipe con una ropa similar al de la original y también la madrastra. Otra de las películas a las que se hace una mención repetida es a Blancanieves, debido al uso repetido del espejo, al que se le formula la clásica pregunta para saber quién es más bella.
Encantada vs Desencantada
En Encantada veíamos como la película se centraba sobre todo en remarcar la diferencia entre los cuentos de hadas y la realidad. En este sentido, Desencantada sí que sigue en cierto modo esa línea, sobre todo al principio de la película. Es aquí donde se habla de que la vida es siempre igual, monótona y más dura que en los cuentos.
Eso sí, luego da un giro de 180 grados, ya que tras acabar la película podemos darle un sentido completamente diferente y pensar que no todos los cuentos de hadas son tan bonitos como los pintan, porque siempre puede haber algo malo.
Por ello, tal vez lo más acertado sería quedarse con un equilibrio entre ambas cosas. Y es que no siempre se puede vivir en un cuento de hadas tratando que todo sea perfecto, pero sí que podemos refugiarnos en ellos para evadirnos de la realidad.
Conclusión
En general es una película innecesaria teniendo en cuenta que la primera tenía una trama lo suficientemente cerrada. Encantada nos transportaba a un mundo novedoso, donde una princesa de cuento acaba atrapada en la realidad. Pero en Desencantada hemos visto lo de siempre: una historia de las que Disney hacía antes. Además, al estar basada en otras películas originales constantemente tienes la sensación de no estar viendo nada innovador.
Al final todo el conjunto se convierte en una reunión de los personajes para los nostálgicos que no llega a engancharte a la historia y que no te transporta a la inocencia que sí consiguió la primera película. En resumen, con esta película sí que se demuestra que las segundas partes no siempre son buenas.
Para más sobre cine no te pierdas nuestra sección dedicada
También te recomendamos nuestro canal de Youtube.