• Mié. Sep 27th, 2023

‘A través de mi ventana’, de mal a peor

La recién estrenada película, A través de mi ventana, ha levantado diversas críticas por parte de los fans de la novela. No porque la novela sea una obra de arte, sino porque va de mal a peor. Una obra original que deja mucho que desear y una adaptación que degenera en un absurdo.

Desde la llegada de Wattpad, se abrió una ventana para todos aquellos escritores aficionados, y no tan aficionados, que querían compartir sus historias de forma gratuita. Pero de un tiempo a esta parte, ha servido de trampolín para que muchos de estos escritores consigan publicar sus libros en formato físico mediante una editorial.

Esta efusiva y abundante comercialización de historias de Wattpad no está tan relacionada con la calidad sino con los números. Esto no quiere decir que no hayan salido buenas historias de esta plataforma, ni mucho menos. Pero también es cierto que algunas de ellas han llegado a su viralización por contar con una trama «que vende». Historias prototípicas dirigidas a un público adolescente que va a generar un consumo masivo. Y este es el caso de A través de mi ventana, que además de conseguir más de 250 millones de lecturas en la plataforma y vender 13.000 ejemplares, ha sacado su propia adaptación en Netflix.

A través de mi ventana en Netflix, premier en vivo: cuándo se estrena, reparto, personajes, película completa | Cine y series | La República

Esto no es novedad. 50 Sombras de Grey abrió la puerta a las adaptaciones de sagas de libros con temática romántica-erótica. Y After asentó esta dinámica de trilogías de género juvenil sacadas de Wattpad. Netflix, además, se ha encargado de producir varias de estas adaptaciones virales, como es el caso de The kissing booth (El stand de los besos) y Anónima. Además de la reciente confirmación de las próximas adaptaciones de Perfectos mentirosos y Boulevard.

Esto no tiene nada de malo. Está claro que si una historia triunfa, es probable que llegue a adaptarse en una serie o película porque tendrá impacto. Y ese impacto llega porque previamente ha gustado a un público muy numeroso. Pero, como he dicho antes, que guste a un público masivo o que sea una historia muy vendida no es sinónimo de calidad.

Pero no voy a enrollarme más con la introducción y vamos al grano. Hablemos de A través de mi ventana.

La novela

Ariana Godoy, nacida en Venezuela, ha publicado más de 20 historias en la plataforma. De la mano de la editorial Planeta, publicó Mi amor de Wattpad en 2014, su primera novela en papel. Y en 2019 llegó A través de mi ventana, el primero de la trilogía de Los hermanos Hidalgo.

Cuando hablamos de novelas juveniles, tengo la sensación de que no importa tanto la originalidad de la historia sino cómo de bien escrita esté. Me explico. Las historias de romance adolescente se han exprimido en todos los sentidos posibles. Hay dramas, triángulos amorosos, villanos que se interponen entre la relación de los protagonistas, bailes de instituto, enemies to lovers y demás clichés exportados directamente de los productos estadounidenses. Esto no es una crítica. De hecho a mí, personalmente, no me molestan los clichés, ni saber perfectamente que al final acabarán juntos. Que sea predecible lo convierte en un confort place.

A través de mi ventana no se queda corta en clichés, pero el problema no viene de aquí, sino de que, básicamente, no está bien escrita. La historia es bastante apresurada. Antes de que los protagonistas tengan tiempo de establecer algún tipo de relación, ya están manoseándose como si fueran hormonas con patas. Sí, lo entiendo, tienen 17 años. Pero es que no hablo de establecer una relación romántica ni mucho menos, sino de, al menos, una conversación fluida de más de cinco minutos.

La premisa principal es bastante cuestionable. Raquel lleva años obsesionada con su vecino Ares, con quien no ha hablado nunca. Pero aquí la palabra «obsesionada» no es una exageración para dar a entender que le parece muy atractivo. No, aquí quiere decir acosadora. Literalmente en los primeros párrafos nos narra en primera persona cómo tiene el ordenador lleno de fotos suyas, conoce sus horarios a pesar de ir a institutos distintos, va a verle entrenar a escondidas… Una stalker en toda regla. Supongo que al tratarse de una chica adolescente la historia tiene la intención de mostrarlo bonito e inocente, en lugar de cómo realmente se ve: perturbador. Pero sigamos, porque la romantización del acoso no es lo peor de la trama.

Resulta que, casualidades de la vida, los vecinos ricos de Raquel, que tienen una casa diez veces más grande que la de ella, se quedan sin internet. Por lo que encuentra a su amor platónico Ares robándole el wifi. Bueno, esta es la justificación para que hablen por primera vez los dos protagonistas, que el chaval que va a un instituto privado le tiene que robar el wifi a la vecina. Dejemos a un lado cómo de creíble es esto.

Tras este primer encuentro empieza la vorágine de situaciones incoherentes, tóxicas y eróticas. Algo positivo que sí tengo que decir, es que, parece que la intención de la autora verdaderamente es desarrollar el avance de la relación de los protagonistas más allá del sexo. Al menos, es su intención. Pero se pierde por completo en un cúmulo de acontecimientos sin sentido. Sobre todo, momentos sexuales que en lugar de surgir de forma natural por la química de los personajes, aparecen de golpe, en situaciones completamente opuestas a lo que podría ser algo mínimamente sensual, no sé muy bien con qué finalidad.

En principio, la novela no es de temática erótica, pero aunque lo fuera, tampoco cumpliría la premisa porque no consigue despertar en el lector más que una sensación de incomodidad. Una de las primeras escenas de sexo sucede en la habitación de Raquel. Sin meterme en el contexto que no viene al caso, se encuentran en su cama Apolo, el hermano pequeño durmiendo la borrachera, Ares, que se había colado por la ventana sin permiso por cuarta vez, y Raquel. Bien, pues la situación es Ares, masturbando a Raquel, mientras sostiene la mano de su hermano menor dormido justo al lado de ellos, en la misma cama. Entiendo que la intención no era despertar incomodidad o resultar bastante creepy, pero es lo que consigue.

Tampoco voy a alargarme mucho más porque en resumen el resto de la historia son ellos teniendo sexo y no comunicándose en absoluto, acciones tóxicas y decisiones estúpidas sin justificación alguna, y un ápice de protagonismo al mejor amigo de Raquel en pos de tratar un poco el tema de la salud mental, supongo.

No me malinterpretéis. Me encantan las novelas de romance juvenil, y es precisamente por eso por lo que soy tan dura con ésta. No importa cuán absurda sea la trama si está bien desarrollada y bien llevada. No es necesario plagar tu historia de red flags y mucho sexo para que resulte interesante. O al menos, si lo haces, que tengan cierto sentido. Las acciones tóxicas generan drama y situaciones muy interesantes, pero se cae en el error de siempre si el enfoque que se le da es enfatizar la acción y enmarcarla como un gesto romántico, en lugar de mostrar que esta decisión o forma de actuar no es correcta. O achacar los malos comportamientos a un trauma infantil para no responsabilizar al personaje de sus actos.

La forma en la que está redactada, tiene más similitud con un fanfic que con una novela. Apenas entra en detalles, ya no solo de los personajes, sino de las situaciones y entornos. Entiendo que es la segunda novela publicada de la autora, pero no es la primera que escribe en Wattpad. Además, ha pasado sus correspondientes revisiones editoriales antes de lanzarla al mercado. Por eso no puedo entender que haya pasado por diversos filtros y aún así sienta que estoy leyendo un fanfic de One Direction.

La película

Las adaptaciones de libros, normalmente, pierden numerosos detalles que son difíciles de plasmar en pantalla. Estos pueden ser los diálogos internos de los personajes, que nos ayudan a entender mejor cómo se sienten. Sin embargo, con un buen guion que muestre la química de los personajes y unas interpretaciones trabajadas, el resultado puede funcionar igual de bien que en la historia original. Y aquí está el fallo de la película de Netflix.

Nada de lo que sucede tiene sentido. Independientemente de las licencias creativas que se toman, que pueden alterar en mayor o menor medida la trama, la cinta se basa en una serie de planos inconexos. No hay ningún tipo de química entre los actores, los diálogos suenan forzados y no existe conexión alguna entre secuencias. Si ya algunas de las escenas de sexo en la novela se veían incómodas, esta sensación en la película se multiplica por cien.

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En la novela, los dos mejores amigos de Raquel, Yoshi y Daniela, tienen bastante más relevancia. Sin embargo en la adaptación, Daniela queda relegada a una mala copia de Maddy (Euphoria), mientras que Yoshi se convierte en un personaje simple cuyo único rol es meterse en medio de Ares y Raquel. Ninguno de los personajes tiene apenas desarrollo, y quedan tan artificiales que es difícil empatizar con ellos.

Al final, con una despedida dramática porque Ares se marcha a estudiar a la mejor universidad de Europa, se descubre el plot twist. Resulta que la familia rica no se quedó sin wifi, sino que él mismo cortó el cable de internet de su casa para tener una excusa para hablar con ella, ¡porque también llevaba obsesionado años con su vecina! SORPRESA. ¡Resulta que los dos son unos acosadores! Sin duda están hechos el uno para el otro.

Cuando pienso en este tipo de adaptaciones, no puedo evitar pensar en To all the boys I loved before (A todos los chicos de los que me enamoré) o Love, Simon (Con amor, Simon). Éstas también son adaptaciones de sus correspondientes novelas. Sin embargo, y como debería suceder en todas, funcionan por sí mismas. No necesitas haber leído los libros para entender por completo toda la historia. Están bien narradas, y aunque la trama pueda gustar más o menos, lo cierto es que tanto la fotografía como la banda sonora son excelentes.

A través de mi ventana, por el contrario, ni se esfuerza en conseguir nada de esto.

Conclusión

Desde hace unos años, está clara la tendencia de Netflix de producir este tipo de adaptaciones porque funcionan. El problema es cuando deja de importar la calidad en pos de la cantidad. ¿Es sostenible para una plataforma invertir en productos virales con fecha de caducidad, en lugar de dedicar tiempo a producciones con mayor calidad y detalle?

Al ser un género que ya de por sí es tratado con condescendencia, estas adaptaciones no ayudan a eliminar los prejuicios sobre las producciones de carácter romántico juvenil. Pudiendo crear pequeñas joyas con mimo y dedicación para distintos tipos de público, prefieren optar por cintas simples con un aire pseudo soft porn para adolescentes.

 

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Patri Bop

Editora de vídeo a ratos, friki todo el tiempo

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